lunes, febrero 05, 2007

Supe que cambiaste...

Vengo llegando de tu velorio...

Supe que cambiaste harto este último tiempo...

A pesar de lo porfiados y orgullosos que somos los Espinozas, dejaste de lado la porfiadez, y por tu familia te mantuviste con vida durante 7 largos meses, cuando solo te daban 3 de vida. Supe que seguiste el tratamiento, que acatabas las ordenes de mi prima para cuidar de ti. También supe que aún y cuando toda tu familia profesa una religión distinta a la tuya, en tus últimos días hiciste que fuese un pastor a verte para obtener la paz que veías en tu hijo.

Siempre fuiste una persona callada, de pocas palabras. Nunca hablaste conmigo, ni siquiera me viniste a ver a mi casa, yo siempre tenía que ir a la tuya. Eras mi padrino, mas nunca me sentí tu ahijado. Sin embargo, supe que tu amor por tus hermanos y hermanas fue grande.

Sabes? Te ví en tu ataud... y no te reconocí. Ninguno de los ahí presentes te reconocimos... Y es que cambiaste harto. Tu enfermedad te transformó en cuerpo... y afortunadamente también en alma.

Aunque también, supe que al final igual fuiste porfiado, te negaste a seguir tomando pastillas, en tu cama, mi prima te preguntó qué te dolía, y tu le dijiste que nada, aún y cuando tu cuerpo sudaba y se retorcía por el dolor.

Supe que falleciste a las 3:45 de la madrugada, en los brazos de mi primo. Fuiste muy orgulloso viejo... pero al final te ganaste mi respeto y admiración.

Ahora sé que me parezco mucho a ti, tanto en lo porfiado como en lo orgulloso. Aprenderé de tu agonía, para forjarme una mejor vida.

"Saraba, Manuel-san"

1 comentario:

Astrid dijo...

La vida a veces nos hace cambiar y dar nuestro brazo a torcer por las personas que queremos.

Cuesta hacerlo, y cuesta harto, pero el esfuerzo muchas veces vale la pena, ver la alegría que le causa a la persona que queremos es impagable.

Incluso las personas más tercas, testarudas y orgullosas a veces pueden cambiar.

Saludos a la distancia.